La vida nos puso el botón de pausa, salimos de la prisa para apreciar dentro del aislamiento nuestro entorno y sentir la necesidad de conectarnos, con nosotros mismos y con todos los seres que habitan esta tierra; entonces de pronto descubrimos el objetivo: sentir la unidad; y esto se logra inicialmente mirando hacia el interior, como lo hace una radiografía, evidenciando todo aquello que permanecía velado y clandestino. Éstas imágenes nos invitan a realizar un viaje a ese mundo interior, en el que todo se distorsiona en forma borrosa y se logra ver la matriz en forma pura, permeando cada detalle como el sonido constante de los latidos.
Si todos logramos sentir esa epifanía colectiva de trascender esa conexión y ver con los ojos del alma … sin miedo … libres… estaremos salvados como especie.
Nos preguntamos, ¿Qué quiere la vida de nosotros?… ¡Que solo sintamos el latido de la vida!…